- Prométeme que no te vas a enamorar de mí y si ya lo estás prométeme que harás todo lo posible por desenamorarte.
Y él la miró a los ojos, como deseando perderse en ellos, con la certeza de que esta vez no podía cumplirle su promesa: no estaba enamorado, ya la amaba.
(ER,
Una noche sin palabras)
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