"De paseo por el río quedé fascinada por la belleza de las piedras, que
bañadas por el agua, reflejaban colores espectaculares. Impulsada por mi
egoísmo quise poseer a las más bellas, pero al sacarlas de allí jamás volvieron
a ser las mismas. Lo mismo ocurre con nosotros: allí donde estés debes ser
reflejo del agua: de la vida de Dios. Abandonar tus propósitos es abandonar tu
esencia. Recuerda que Dios te creo para amar y tu presencia en la vida de otros
tiene el fin de curar y bendecir."
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