"Mis dedos se entrecruzaron con tus dedos,
apretándose con tal fuerza
que no dude de lo que sentíamos el uno por el otro.
Y nuestras manos así juntas
fueron dos mundos que se encontraron para perderse.
Allí tomé conciencia de que hay sueños destinados a ser."
(E. R. Una noche sin palabras)
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